Agua que no has de beber – El riesgo estructural de un servicio con cañerías del año 30

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La obra que fue admirada por su ingeniería hoy resulta insuficiente y añeja. Primera entrega del informe «Agua no has de beber». Un análisis sobre la llegada de la prestación a Río Cuarto y las condiciones actuales. Los proyectos que impulsa el Emos para corregir el déficit estructural y mejorar los niveles de reserva.

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«AGUA QUE NO HAS DE BEBER»
Primera entrega

La ciudad de las calles de tierra, la coquetería en la vuelta del perro a la Plaza Roca y  los carruajes a caballo como principal móvil de traslado fue testigo del desarrollismo en el principio de siglo, cuando se comenzó a gestar el cambio de la villa de la conquista por la ciudad que fue imperio del sur de Córdoba.
Los primeros servicios se consolidaron en los primeros años del siglo 20. El agua llegó inicialmente a través de 6 perforaciones en distintos puntos de Río Cuarto. En 1917 Obras Sanitarias de la Nación inició la construcción de las primeras obras de ingeniería.
Hasta 1923 el servicio contaba con una red de 185 cuadras con 18.500 metros de cañerías y un tanque en el que se depositaban 150 mil litros de agua. Las obras definitivas fueron inauguradas oficialmente el 1 de noviembre de 1931. La Nación tuvo a su cargo la captación y distribución y los primeros desagües cloacales.
Recién en 1980 se provincializó la prestación y se creó la EPOS, Empresa Provincial de Obras Sanitarias. La descentralización de los años 90 provocó que en 1993 la entidad quedará bajo la administración municipal y el 30 de noviembre de 1995 se creó el EMOS. Actualmente el ente ofrece el agua a casi la totalidad de la población y más del 75 por ciento de los hogares cuenta con red de cloacas.
El sistema por Galería Filtrante ocupa el 38 por ciento del total de la distribución, el resto depende de los pozos que trabajan las 24 horas de todo el año. 
El acueducto que parte de Tres Acequias está a 20 Kilómetros del Tanque de Reserva y con una diferencia de altura de 20 metros. Desde la Reserva hasta el tanque de Distribución de calle San Martín hay otros 4 kilómetros.
El recorrido en pendiente del agua no exige ningún impulso externo para que llegue a cada uno de los puntos de distribución.
Una obra de ingeniería extraordinaria para su tiempo que aún hoy despierta admiración pero se convirtió en sustento insuficiente y con riesgos de viabilidad. El crecimiento demográfico de la ciudad contrastó con la falta de planificación y la desinversión en infraestructura.
El aporte desde Tres Acequias solo cubre el 38 por ciento del total del agua que consumimos. El resto depende de los pozos distribuidos en diferentes barrios de la ciudad.
Los cortes en el servicio, algunos de ellos con un alcance masivo que dejaron sin el vital elemento a los riocuartenses, son un llamado de alerta sobre las viejas cañerías.
«Hay acueductos del año 30 y no deja de ser una preocupación», destacó Tulio Giambastiani, titular del Emos.
Anticipó que «se analiza la obtención de financiamiento para la construcción de una cañería paralela desde Tres Acequias al tanque de Distribución para duplicar el caudal».
«Esto implica una evaluación exhaustiva porque implicaría cortar el agua en toda la ciudad por un tiempo importante debido a que hay que generar una cañería con un recorrido de 20 kilómetros» precisó.
Por su parte, Mario Ameri, jefe del Area Operativa, admitió que «ya no se consiguen repuestos para la refacción de los viejos caños».
La ex titular de Emos, Cristina Bologna, manifestó que «Río Cuarto se caracteriza por la no planificación».
«Luego de la obra en Tres Acequias se avanzó en la distribución  del servicio sin desarrollar la infraestrcutura», sostuvo.

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